elprocesoconstructivo by Pio Torroja is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 4.0 Internacional License.
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el proceso constructivo, entendido como un ciclo de fases
Este seminario es la tercer parte del ciclo construcción-tectura y se enfoca en el doble devenir de lo constructivo-arquitectónico; por un lado la transformación humana del entorno cobra ciertas dimensiones planetarias, por el otro las arquitecturas humanas pasan de ser eventos aislados o agrupados a un tipo de reticulación multidimensional generalizada (globalización y general intelecto), los efectos de estas amplificaciones puede verse en el estado actual de tensión sistémica de la urbanidad global, de la hiperobjetualidad incipientemente exoplanetaria.
El ciclo que hemos venido explorando en los seminarios anteriores presenta una teoría: la construcción no es sólo un proceso mental-material humano, es un proceso más extenso, es incluso necesario rastrearlo antes de la aparición de lo viviente; creemos que los esquemas y usos del concepto de construcción en diferentes campos no corresponden a diferentes tipos de realidades, «sino a etapas de una actividad única sometida a un proceso de desarrollo.”
Este ciclo es también una especie de operación de epitaxis, o pretende serlo, de muchos de los conceptos que elaboró Gilbert Simondon, pero también de conceptos básicos del budismo Mahāyāna e infinidad de materiales heterogéneos; podríamos llamar también repetición o exapatación a este experimento, ensayo en el sentido de tentativa exploratoria.
La construcción según este punto de vista es un subconjunto más o menos independiente de la relación (evolutiva) de dos cuasisitemas que son cada uno individuo y ambiente alternativamente; este subconjunto o complejo que forman puede ser visto como un proceso de amplificación; y esta amplificación se presenta como la divergencia de cada uno de estos cuasistemas; génesis de multiplicidad, co-evolución o co-divergencia: syngénesis.
La materia tendría una potencialidad tal – una carga de realidad preindividual según Simondon o un sustrato energético infinito como en el concepto budista de Ku o vacuidad – que le permitiría algo que recién hace unos cien años ha empezado a prestársele atención con cierta sistematicidad: una evolución de la materia, una multiplicidad en el tiempo; la mineralogía presenta hoy una hipótesis fuerte en el sentido de una amplificación y diversificación, la composición mineral «en planetas y lunas se vuelve cada vez más compleja como resultado de cambios en los entornos físico, químico y biológico, estos cambios se dan mediante un proceso que puede llamarse de ecologización y de co-evolución; de 12 especies minerales presentes en la época cósmica per-planetaria hace 4.600 millones de años a 5400 especies en la era terrestre fanerozoica de la biomineralización” (Hazen, 2009).
El medio planetario sufrirá un proceso constructivo entre lo físico y lo viviente que permitirá una co-evolución mutua, es decir, una mutua amplificación; que podríamos pensar como un proceso simbiótico pero cercano a una realimentación positiva, una simbiosis desbocada, que hace proliferar simultáneamente el número de especies biológicas y minerales.
Si el proceso constructivo pone su acento en la producción de objetos o en la mediación técnica con respecto al medio, la observación de los efectos y agencias de lo viviente puede pasar a primer plano, y es esa autonomía relativa de los dos cuasistemas de un mismo complejo que son individuo y ambiente lo que constituye el grueso de las preocupaciones, reflexiones y tradiciones de lo constructivo; pero es necesario regresar cada vez al complejo que forman y a la relatividad de su individualidad y autonomía. Pero no hay que perder de vista que la evolución de lo viviente, como aparece en la sistemática de Vernadsky o en las teorías metabólicas de Eric Smith, es una parte inseparable de la evolución físico-química del medio terrestre, y está de aquella; lo viviente genera como una huella o una sombra en el tiempo, una amplificación y una transformación del medio; y es este cambio de acento que va desde una organización a una reorganización, de una evolución a una co-evolución el que propone este proceso constructivo. La resonancia amplificante de medio a individuo, es en un sentido aún más primario, una resonancia entre dos “sistemas», y aún más, de un mismo complejo polarizado en un campo y un individuo, que tienden simultáneamente a la autonomía y a la relación. Procesos como la dinámica de la tectónica de placas pueden ser pensados en este sentido; es posible que la singular dinámica litosférica terrestres, ese mar de piedra y minerales en constante movimiento, dependa del proceso constructivo iniciado por la aparición de la vida en el planeta, es decir, la mutua causación de ambos procesos (Hazen).
El ciclo de lo constructivo, que si bien está orientado y disparado por las condiciones de sobresaturación de la materia/energía, no puede verse como un proceso lineal o teleológico, diverge y avanza por saltos, está al mismo tiempo determinado o condicionado e indeterminado y relativo, abierto a su divergencia y su complejidad, su hacer sistema para divergir; podríamos llamar a este estado más que fenoménico y acontecimental y menos que sistémico e individuado efecto constructivo.
La relativa independencia de lo viviente – condicionada por la capacidad de mantener su propensión al cambio, y sufrir transformaciones sin pérdida de información – se basa en el proceso de aceleración de los procesos físicos, como muestra el funcionamiento enzimático, y este proceso de aceleración de procesos físicos, que se producirían en condiciones físicas en una velocidad varios órdenes de magnitud menores, podría ser pensado analogicamente como el proceso de crecimiento de individuos y grupos biológicos . Lo vivo como proceso podría describirse como la simultaneidad de la detención de la tendencia hacia el equilibrio (relativo) y la aceleración de las reacciones físico-químicas que dependen de una causación cercana a lo aleatorio. Este desdoblamiento de los procesos físicos, deteniéndolos y acelerándolos simultáneamente, es la apertura de la dimensión viviente de lo real, y es una dimensión cuya surgencia se da en ese desdoblamiento temporal de lo físico.
La génesis y crecimiento de los individuos vivientes (ontogénesis y filogénesis) no puede cerrarse sobre sí misma, aquí la pregunta es si la aceleración y detención simultánea de procesos físicos que es lo vivo tiende hacia la degradación energética e informacional o si por el contrario genera un excedente que carga al sistema de potenciales. Si ese movimiento o proceso que es lo vivo se excede a su mismo y es permanente resolución de tensiones internas y externas, exploración por tanto de potenciales energéticos y estructurales, proceso de amplificación mutua individuo/medio; es decir relación de cuasi-sistemas en órdenes de magnitud heterogéneos, y si este excedente que hace dar saltos o relaciones de escala heterogéneas es la base de la formación y crecimiento individuales y a la génesis y vio-diversificación. La nueva dimensión planetaria que es lo viviente, lo biosférico, cuyo modo de existencia va incrementando condiciones internas de devenir, puede ser vistas desde su relación constructiva (de mutua amplificación) con lo físico como “una falla del sistema químico” (New Theories on the Origin of Life with Dr. Eric Smith), es decir como una saturación del límite de lo físico. La pregunta que surge es la siguiente: qué relación hay entre la constructividad y la evolución de los grupos y el crecimiento orgánicos de los individuos vivientes; la biomineralización, así como otros procesos químicos, muestran esa relación constructiva entre lo físico y lo viviente pero dentro de lo viviente mismo. Lo vivo de alguna manera duplica las relaciones constructivas entre individuo y medio; si el medio es la dimensión de la materia y el individuo viviente hace que esa materia se diversifique y evolucione, esa misma diversificación de la materia va a tener lugar dentro de la génesis de lo viviente, la relación constructiva con el medio exterior, se continúa con la materia en el medio interno. Cuerpo y crecimiento pueden verse desde este punto de vista como partes del proceso constructivo.
Esta separación relativa del medio y el modo biológico de existencia individuado, que reviste grados de autonomía, espacial, temporal y procesual, que hacen que las relaciones constructivas con el medio se aceleren y sistematisen, que implican la internalización de los procesos constructivos dentro del organismo viviente, pero también la incipiente organización coordinada y orientada de estos procesos, podría constituir una fase de lo constructivo que podemos llamar operación constructiva. Fase operativa que pareciera funcionar como acelerador evolutivo; los productos y los subproductos de esta operatividad (lo viviente en su conjunto comienza a establecerse como un medio, como un sistema en un orden de magnitud muy superior al de los individuos vivientes, pero sus subproductos también se organizan como un medio, como en el caso de la gran oxidación), que se suma las fases anteriores son nuevos medios a explorar en sus posibilidades constructivas; pero también pueden llegar a ser umbrales de gran riesgo.
Es necesario en este contexto estar atentos a la categoría y la actividad de reorganización, la forma de amplificación medio/individuo viviente puede verse como un proceso de reorganización de los potenciales de ambos sistemas medio e individuo y que al ser un proceso de dos vías es tanto un proceso de organización como de re-organzación.
La evolución biológica, en el pasaje de lo unicelular a lo macrocelular, permite generar un retraso,un delay, en los intercambios individuo/medio, dentro de ese delay las condiciones biológicas iniciales como lo son la huida, el ataque, la alimentación o la reproducción, que comprometen a todo el organismo in-mediatamente, son puestas entre paréntesis, y lo que era un medio se transforma en territorio, un medio re-orgaizable y que puede ser estabilizado (internamente por la memoria del sistema nervioso, y externamente por la marcación) se transforma en territorio; es sobre este territorio, que es una nueva dimensión del medio, que para lo viviente se abre una dimensión sensible, en el territorio el medio puede condensarse en puntos clave más o menos estables, la dimensión territorial es contemporánea de la dimensión objetual; objeto, territorio y sensibilidad dan lugar al proceso psíquico (Simondon, Imaginación e invención); y si bien éstas dimensiones sensibles y psíquicas forman parte de un esquema de interioridad del individuo, y pueden verse como una aparente tendencia inversa al proceso constructivo, no dejará de aportar virtualidades y nuevas dimensiones de la relación constructiva, es decir, en la dimensión psíquica se reemprenderá la exploración del medio exterior y de la materia; y es sobre este enriquecimiento y diversificación que se constituirá la actividad constructiva de muchos animales y que en el caso humano para proliferar todo tipo de mediaciones, relentará más el proceso de amplificación mutua entre el cuasi-sistema de la escala corporal y el cuasi-sistema medial que lo envuelve, el complejo que forman acelerará su proceso evolutivo.
Pero hay que preguntarse si el objeto, punto clave del medio, que es como una intensificación del medio externo al viviente, y que es la base de ese distanciamiento del medio que es lo psíquico, no es también parte de un proceso constructivo primario como se da en la formación del cuerpo y el crecimiento, si no es anterior al tipo de mediación de la acción entre organismo y medio que es la técnica. No es dentro del proceso constructivo, en tanto cada subsistema de un complejo es máquina catalítica del otro, siendo ambos relativamente medios estructurables y gérmenes estructuradores mutuos, que individuo y medio pueden considerarse como objetos creados mutuamente?
«El objeto creado es ante todo el mundo como realidad organizada en territorio; es también la envoltura de las existencias individuales concretas, de manera tan estrecha que para ciertas especies se confunde casi con el organismo, como en los corales. El cenosarco es objeto creado u organismo? Se capta aquí la continuidad entre las funciones de crecimiento y la actividad de creación, genero del que la invención es una especie; crecimiento e innovación convergen en la producción de la red de los objetos creados”. Simondon, Imaginación e Invención, 1965.
La continuidad de relaciones constructivas entre metabolismo, crecimiento y creación de objetos hace difícil o inutil en este contexto preparar la producción de objetos, redes territoriales o ambientales mediante la selección y la jerarquización de un grupo de estos y pensarlos como origen de modelos, productivos o mentales, como se hace con los cánones de objetos en arte o arquitectura, ya que el objeto es parte de un proceso de exploración y extensión de un medio, siempre tiende hacia un medio “exterior” y potencialmente amplificante; por su parte el sujeto que captura un objeto e intenta hacer surgir en él una capacidad constructiva que sea exterior e indiferente a él mismo lo hará siempre de manera relativa y parcial, el objeto vuelve hacia el sujeto en la forma de proceso y este regreso se puede transformar en una dimensión de lo real con veremos en el desarrollo del seminario Tectura bajo el problema del hiperobjeto, que puede ser producto o subproducto no deseado, pero que nos envuelve y envuelve a innumerables objetos y procesos, nos supera temporalmente. No puede haber canon de objetos actualmente, porque los objetos han devenido dimensiones de la hiperobjetualidad cuya escalaridad y topología nos contienen, atraviesan o constituyen partes integrales nuestras, sujetos.
Es como si las progresivas mediaciones humanas con respecto al medio – la herramienta que extiende al brazo, la máquina que contiene herramientas, el conjunto técnico que contienen máquinas, el conjunto que es red territorial sociotécnica, y la red que se vuelve infraestructura planetaria – se hubieran convertido a su vez en un medio, en el sentido de un subsistema co-evolucionante, una tecnosfera; pero, tiene esta esfera una relación constructiva la dimensión física y biológica?
La selección y arreglo de la materia para su disposición son la base de la construcción de un edificio, pero es acaso el edificio la base para la construcción, re-construcción y evolución de esa materia?
Juega la mediación humana algún rol por ejemplo en la evolución mineral? Encontramos hoy que hay por lo menos 208 especies minerales que se han formado principalmente o exclusivamente como consecuencia de actividades humanas o procesos inducidos por los humanos (Hazen), hay tres actividades humanas que son escenario de la génesis de nuevos minerales, la producción sintética por medios técnicos, que es una acción directa sobre la constitución de la materia a escala molecular, la distribución masiva de rocas y tierra sobre la superficie planetaria, que será una cocción indirecta; la tecnosfera es parte del proceso constructivo por medio del cual se sigue diversificando el subsistema físico, la tecnosfera deviene también medio asociado amplificante de la geosfera y de la biosfera.
En las colonias de insectos y en los grupos e individuos de las especies “superiores” la relación con el medio incorpora progresivamente “capas” de mediaciones entre el individuo y el medio que podríamos llamar técnicas, y procesos de construcción que garantizan ciertas continuidades y variaciones genéticas mediante una dimensión colectiva que es limítrofe de lo biológico, que es la esfera cultural, tal como la entiende la teoría de construcción de nicho.
«Los organismos con frecuencia eligen, regulan, construyen y destruyen componentes importantes de sus entornos, en el proceso cambiando las presiones de selección a las que ellos y otros organismos están expuestos. Nos referimos a estos procesos como construcción de nicho. En los humanos, la cultura ha ampliado enormemente nuestra capacidad para la construcción de nichos y nuestra capacidad para modificar las presiones de selección”. Cultural niche construction and human evolution. K. N. Laland, J. Odling-smee & M. W. Feldman.
La teoría de la construcción de nicho puede pensarse como un esquema básico de divergencia mutua de dos o más subsistemas cuando estos dos son relativamente independientes uno del otro; toda actividad del organismo modifica al ambiente y la capacidad exploratoria del medio, ya sea preobjetual (brownoidea) o territorial (pisco-perceptiva), encuentra en esas reorganizaciones del medio modos de la propia amplificación ya sea por el crecimiento y mantenimiento inmediato de los individuos o en otro orden de magnitud espacio-temporal de los grupos, estamos aquí ya en las dimensiones de la constructividad que es parámetro de la teología, la antropología y la arquitectura. La teoría de la construcción de nicho pone el acento en dos problemas para los saberes tradicionales y modernos de la construcción, por un lado hace indiferente el esfuerzo de construcción para las diversas especies, no hay una constructividad humana ontológicamente diversa de la animal o la vegetal, por otro, vuelve problemática la separación entre individuo y medio, que no mantienen relaciones causales direccionales, sino que sólo pueden existir en un régimen de casualidades de re-alimentación.
El proceso de evolución de la cultura y la técnicas son sobre los que vamos a reflexionar en los seminarios del origen de la arquitectura y la emergencia de una tectura en la época del hiperobjeto y la gobernosfera. Es sobre la base de estas preguntas y esquemas que despliega breve y fragmentariamente este texto que se está desarrollando este ensayo que es el ciclo de la construcción-tectura.
Pero en general la presente reflexion y epitaxis sobre diferentes sustratos textuales y conceptuales apunta a llevarnos al centro del proceso constructivo en tanto subsistemas del complejo que formamos con el medio, con los medios; pero no hay proceso constructivo que no sea un proceso de transformación interna, esto planta el problema de la construcción dentro de la cuestión del sentido, donde las relaciones que mantenemos con el mundo son fases de las relaciones que mantenemos con nosotros mismos, en tanto individuos y en tanto colectivos, y donde las relaciones que el mundo mantiene con nosotros son fases de las relaciones internas a nuestros subsistemas; el mundo afectivo-emotivo contiene toda la densidad de dimensiones constructivas y ontogenéticas, pero él medio está inmerso en la dimensión afectivo-emotiva que se amplifica a través de los organismos vivos, unas proliferando sobre las otras; la tarea política y ética que podría decantarse de un proceso así sería la de entender la no sustancialidad de la relación constructiva que es syngenesis o génesis conjunta de cuasi-sujetos o cuasi-objetos en complejos que son el sustrato de nuevos cuasi-objetos-sujetos, es posible salir de los esquemas de utilidad y naturaleza como ámbitos de interioridad y exterioridad respectivamente.